
La epilepsia es una enfermedad que afecta entre el 1 al 2% de la población mundial, siendo la epilepsia del lóbulo temporal (ELT) la que abarca el 40% de todos los casos de epilepsia. La controversia en definir a la epilepsia como una enfermedad neurodegenerativa, se debe a que no hay pruebas suficientes que demuestren como las convulsiones y el estado de mal epiléptico (SE) provocan un daño neuronal irreversible. El insulto epileptógenico presente al inicio de la enfermedad genera la muerte neuronal aguda y tardía, para dar lugar a la gliosis; pero también se desencadenan procesos compensatorios como la angiogénesis, la proliferación celular y una reorganización tanto de la matriz extracelular como de los receptores, canales y proteínas transportadoras de fármacos. En el caso de la neurogénesis y recrecimiento axonal, la edad de inicio es determinante para la formación de neuronas anormales y circuitos aberrantes como consecuencia de las convulsiones, dónde aproximadamente un 30% comienzan en el lóbulo temporal. Estas alteraciones se continúan en paralelo o de forma secuencia! durante la evolución de la epilepsia, lo que implica un gran desafío en la búsqueda de nuevos tratamientos.